La consagración del relato corto

Jesús Varela

El relato corto gana terreno en el mundo literario, cada año gana adeptos entre los lectores y, quizá por eso, entre los escritores. No hay duda de ello, el cuento y el relato están teniendo"un momento dulce". La decisión de darle el Premio Internacional Man Booker a Lydia Davis, que no es tanto una escritora de relatos cortos como escritora de micro-relatos (algunos constan de una sola frase) provocó una tormenta en el mundo literario. Alcanzaba uno de los premios literarios más renombrados que valoraba la profundidad de sus relatos con un lenguaje conciso. Un ejemplo entre muchos es “Sola”:

Nadie me llama. No puedo oír el contestador automático porque no me he movido de aquí. Si saliera, alguien podría llamar mientras estoy fuera. Entonces, a la vuelta, podría oir el contestador automático

Posteriormente, la adjudicación del Premio Nobel a la escritora canadiense Alice Munro señalaba el camino hacia la consagración de este género entre los grandes. No puede ser una coincidencia. El renacimiento del relato corto fue confirmado cuando el cuentista estadounidense George Saunders ganó el National Award en 2013, un punto de inflexión en su carrera. Su última colección, 10 de diciembre , le ha llevado a los primeros puestos de las listas de venta, y The New York Times la valoró como “el mejor libro que puedes leer este año”. El nombre de George Saunders se ha convertido en uno de los más populares del panorama literario de EE.UU.

Aunque no son los primeros cuentistas alabados y premiados, parecían siempre actores secundarios alejados de los principales papeles. Sin embargo, el relato no es un género menor . Grandes escritores de todos los tiempos han abordado este género, como Borges, Kafka, Cortázar, Carver o Poe, por citar algunos. Pero había pasado un tiempo notable desde que el relato corto entrase en la literatura, durante mucho tiempo el pariente pobre de la la novela, hasta experimentar la adulación constante y creciente que se observa en los últimos tiempos.

De pronto, novelistas de renombre se siente felices de verse en ediciones de relatos cortos. ¿Qué es lo que lleva a un escritor a dedicarse a este tipo de literatura? Primero, un gran cambio en la sociedad desarrollada. Las prisas y la falta de tiempo parece favorecer la lectura de breves relatos. Es la forma más fácil de dejarle un hueco a la literatura, dando tiempo a leer una historia completa. Además, el auge de las redes sociales, en especial esa especie de fábrica de literatura exprés que es Twitter, ha favorecido la concisión en la expresión, una de las características básicas del relato corto, llevado al extremo en las versiones micros.

Otra razón estrictamente literaria es que a medida que el relato corto se hace popular, también la variedad de la forma va aumentando. La destrucción de las fronteras entre géneros ha provocado el surgimiento de un género híbrido que entremezcla recursos estilísticos. Un relato corto no es el resumen de una historia, sino una historia en sí; que se cuenta con el objetivo de que deje huella en el lector. “Quiero que el lector sienta que las cosas son sorprendentes” dice Alice Munro.

Parafraseando al profesor Moreno González de la Universidad Autónoma de México: "Quizá el reto mayor que propone el relato de minificción sea la participación del lector, el reto que se le propone de poner en juego su conocimiento del mundo, sus experiencias, su imaginación y sus lecturas previas, para la construcción del significado de un relato que pareciera incompleto, pero que en su economía guarda significados profundos, en donde cada uno de sus elementos juega un papel fundamental, un mecanismo sutil que busca generar un efecto único y violento".