Crónica de los días que pasan es una obra que surge de la contemplación del mundo. Una mirada subjetiva sobre el acontecer diario, sobre la cotidianidad de los asuntos más habituales, o no tanto.
La autora se erige en paseante que observa y capta momentos puntuales de situaciones y ambientes diversos con los que se va encontrando en su deambular, poetizando la realidad con una mirada cuajada de matices.
La ciudad es, en estas crónicas, el personaje lúcido que contiene grandes dosis de información sobre el paisaje y el paisanaje que puebla sus rúas, barrios, plazas, parques, avenidas, bulevares, y la escupe para ser recogida en este trabajo literario que Nuria Viuda ha realizado durante cinco largos años de observaciones y recorridos callejeros. El mundo y sus escenarios que nos sorprenden y nos interrogan.
La naturaleza como cómplice de la mirada también ejerce una fuerza evocadora y lírica. Los días, divididos en estaciones, constituyen el paso de la vida que nos deslumbra, y a través de los que nos sostenemos para sobrellevar la existencia.
Pasear, deambular, permanecer alerta y sacar conclusiones de lo que nos rodea con una mirada a veces crítica, y las más de las veces lírica, en esta prosa poética que la autora nos ofrece, se convierte en un viaje alrededor de nosotros mismos y de las ciudades y lugares mágicos que nos rodean. Porque todo camino emprendido es misterio y descubrimiento, solamente se necesita voluntad de observación, ya que cualquier paisaje urbano o rural nos habla desde su parcela de belleza. Es una ciudad, la de León en este caso, pero pueden ser todas las ciudades, porque el mundo grita y ofrece sus posibilidades para los que se empeñan en vivir captando los detalles.